Azúcar
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La manera más dulce de jugar con la fuerza de gravedad: llueve azúcar, y tu trabajo es llenar tazas con ella. Afortunadamente, tu dedo es capaz de crear canales en el espacio para redirigir la caída. Pero eso no es todo: por alguna razón, las tazas sólo pueden recoger azúcar de su mismo color, que por obra del Gran Programador puede teñirse al pasar por un filtro... En resumen: el sueño de un diabético, la pesadilla de un daltónico.